viernes, 19 de febrero de 2021

El Rol de la Experiencia Real Racional Concreta en la Educación.

 

El Rol de la Experiencia Real Racional Concreta en la Educación.

Si asumimos que efectivamente, el proceso educativo enriquece la experiencia sensorial, y dicha experiencia constituye el fundamento del aprendizaje, estaríamos partiendo de un criterio ciertamente empirista, pero dotado de plena consistencia teórica gnoseológica y epistemológica. En la medida que el alumno establezca un contacto con la realidad de aquello que se le quiere enseñar, desarrollará una comprensión mas precisa de los procesos reales e ideales estudiados. Si es así, estará aplicando, ampliando, profundizando y elevando sus capacidades espirituales. La obtención y  fijación del aprendizaje en el estudiante, así cómo su estímulo estarán directamente relacionados con la puesta en práctica de un plan que contemple sus talentos y potencialidades, entre las cuales, la imaginación y la capacidad de abstracción; dada su importancia en el mundo de la socialización y el trabajo, son capitales. Recordando que los griegos preferían el estudio de la filosofía, sin recurrir a herramientas técnicas (y lograron maravillosos avances) debemos ubicarnos en nuestro contexto histórico y aplicar toda la gama de adelantos y aplicaciones tecnológicas que nuestro tiempo nos otorga. Estos avances permiten un unos efectivo y económico del tiempo (explicaciones, percepción, comprensión, elaboración de conceptos) Estimulando las actividades de los alumnos les introducimos en el mundo de la vida, en el mundo real, desarrollando su capacidad de comprensión y construcción sociolingüística de la realidad.
El aprendizaje es un proceso que permite la interacción de los individuos  quienes asumen roles de emisores y receptores simultáneos de contenidos gnoseológicos (experiencias en el autentico sentido del termino) mediante constructos culturales. La innata y propiamente humana capacidad de pensar y comunicarse posibilita este fluido intercambio, construyéndose así, desde las estructuraciones cognitivas y los sistemas socio-lingüísticos propios y consistentes. La capacidad de simbolizar, elaborar y reconstruir mentalmente la experiencia moral-psicológica-social, superando resistencias, otorga sentido al paradigma de tradición, pues permite la transmisión (tanto en espacio como en tiempo) de contenidos significativos y reafirmantes, o sea su aprehensión/ aprendizaje  mediante configuraciones textuales coherentes dirigidas a sujetos cognoscentes (medios o materiales). En ese sentido las Tecnologías de Información y Comunicación son un soporte que facilita el proceso de enseñanza-aprendizaje y que solo cobran sentido en tanto tales. Aunque favorezcan el proceso de recepción y decodificación de información, no pueden reemplazar la riqueza y complejidad del encuentro entre el libro y el lector, dado en la mente y por lo mismo, su rol es dependiente y no determinante en el proceso señalado de educación-aprendizaje.

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