LEONEL SILVA·DOMINGO, 1 DE NOVIEMBRE DE 2015Leída 1 vez
Apellidos: SILVA MONTELLANOS
Nombre: Leonel Patricio
Código: 14037056
Profesor: Gilberto Bustamante Guerrero
Tema: Salazar Bondy, Augusto: Didáctica filosófica. Caps: XII-XV
Lunes, 02/ Sábado 07 de noviembre de 2015
I. Cap. XII El método de lectura y comentario de
textos
10. Preguntas guía
10.d “¿Qué es lo que no dice el filósofo? Conviene que el profesor, para
mejor conducir a los alumnos a la comprensión del texto, presente varias
posibilidades de entenderle que, al ser incompatibles con otras partes del
mismo, conducen a la truncada intelección, como en una suerte de reducción al
absurdo. El autor parece decir tal o tal cosa, pero ¿qué ocurriría si esto
fuera cierto? Estaría en contradicción con lo que él mismo ha dicho en otra
parte o chocaría con hechos que él no puede menos de reconocer. Esta vía
negativa tiene además la ventaja de obligar al alumno a relacionar unas partes
del texto con otras y a pensar con detalle posibles articulaciones de ideas.
Este pensar conectivo se fomenta también, en provecho del ejercitamiento de la
reflexión de los alumnos, en otras interrogaciones de carácter más francamente
explicativa. Veámoslas.” Salazar Bondy, Augusto: Didáctica
filosófica.Editorial Universo, Lima, 1967: 143
II. XIII El método de análisis lingüístico
XIII.1 “Análisis lingüístico y comentario de textos. La
metodología de la lectura y comentario de textos implica, como acabamos de ver,
un esfuerzo de comprensión del lenguaje de los filósofos, es decir, un
tratamiento de los términos, los enunciados, las cadenas discursivas y los
varios giros idiomáticos usados por los autores leídos, gracias a los cuales se
transparenta el mensaje ideológico que el filósofo ha querido comunicar. Esto
significa que al dirigir el aprendizaje nos valemos del análisis del lenguaje
como un instrumento indispensable. Cabe, sin embargo, trabajar en clase sobre
el lenguaje, pero con independencia de cualquier texto filosófico y de la
obligación de comentario. Los enunciados científicos, las frases del lenguaje
corriente, las expresiones religiosas serán en este caso posibles temas de
indagación. Se estará empleando entonces un método didáctico distinto y, en lo
esencial, autónomo respecto a la explicación de textos filosóficos. Este método
es el llamado análisis lingüístico.” Salazar Bondy, Augusto, Ibid: 151
XIII.3. “El análisis filosófico. (…), son las formas que adopta
la metodología analítica en filosofía, (…):
a) Determinar el significado de palabras y otras expresiones.
b) Reconstruir la etimología de la palabra, esto es, remontarse a su
origen, (comprensión cabal de su significado)
c) Reducir frases, proposiciones o cadenas discursivas a sus elementos
primitivos, de tal manera que se haga patente el sentido propio de la expresión
(o su carencia de sentido)
d) Descubrir y desterrar las formas sistemáticamente viciosas del
lenguaje, es decir, esos giros, usos, conexiones, propensiones expresivas que,
en lugar de servir al conocimiento y la comunicación, los obstaculizan o
desorientan. (…)
e) Reconstruir la conexión formal de los enunciados, articularlos
lógicamente, de modo que sea posible derivar los unos de los otros, establecer
entre ellos relaciones de fundamentación y probar su consistencia sistemática.
(…)
f) Vincular las formas de expresión, los sistemas de
enunciados, los sentidos y usos del lenguaje a determinadas instancias
biológicas, psicológicas, histórico-culturales, epistémicas, etc., que las
condicionan y determinan. (…)” Salazar Bondy, Augusto, Ibid: 154-155
“(…) Cabría preguntar, sin embargo, cuáles y cómo son las
interrogaciones propiamente filosóficas sobre el lenguaje y por qué no se
confunden con las preguntas lingüísticas ordinarias o las de las ciencias
normativas y positivas del lenguaje. (…) Tienen, por lo común carácter
filosófico:
a) Las preguntas por el sentido de expresiones que parecen o pretenden
referirse a dominios, categorías, o géneros supremos de lo existente (vg.,
“valor”, “tiempo”)
b) Aquellas interrogaciones que se vinculan con la comprensión del
conjunto de la realidad o que pretenden dar la clave de tal comprensión (vg.,
sobre la nada, la materia, Dios)
c) Los términos o relaciones de expresiones que tienen que ver con los
principios y bases del conocimiento vg., “fenómeno”, “dato sensorial”.
d) Las expresiones que permiten poner de manifiesto las especies y las
formas del significar mismo y, por tanto, las posibilidades y problemas del uso
del lenguaje vg., las expresiones imperativas contrastadas con las indicativas)
e) Determinadas fórmulas que resultan filosóficamente interesantes en
cuanto permiten llegar fácilmente u ofrecen una buena coyuntura para
encaminarse al descubrimiento de instancias primarias, elementales o básicas,
en el cuerpo lingüístico conceptual y, a través de éste, en el mundo. (Este es
por excelencia el caso de la lista aristotélica de las categorías)
Las expresiones, de cualquier naturaleza, en cuanto son tomadas
como casos a explicar y fundamentar por remisión a categorías o estructuras
trascendentales básicas, o en cuanto especímenes del sentido y vía de
comprensión del significar y en general del lenguaje. “ Salazar Bondy,
Augusto, Ibid: 155-156
I. Resumen
De un modo señalado, el autor se detiene en afirmar la relevancia de
aquello que, precisamente, el autor no afirma (evitando los malentendidos). O
sea: la argumentación debe proseguirse con lógica claridad, tomando en cuenta
todas las consecuencias de aquello que se postula. Esta praxis es un elemento
relevante en la formación académica y personal del alumno. La metodología de la
lectura/comentario de textos, es la manera consagrada en que un
académico, sea alumno o docente, puede comprender el lenguaje filosófico e
interpretar la ideología del pensador examinado. El análisis del lenguaje viene
a ser un método didáctico autónomo, en lo que se refiere a la explicación de
textos filosóficos. El significado filosófico de las palabras, se clarifica al
investigar su correspondiente etimología, sus elementos discursivos
primigenios, la vinculación de las formas de expresión a las instancias
científicas y de la realidad que las determinan, etc. Entre las cuestiones
propiamente filosóficas, tenemos la problematicidad del sentido de las
expresiones utilizadas, su real y racional vinculación con la comprensión del
conjunto de la realidad, con los principios del conocimiento, etc.
Comentario
De una manera que lo acerca a las preocupaciones de la filosofía
analítica anglo-sajona el autor pone énfasis en la resolución de los problemas
lógico-lingüísticos, asumidos como los problemas sustancialmente filosóficos.
Así, en la medida que los estudios filosóficos y su enseñanza se realizan
mediante la lectura y redacción, estas actividades se constituyen en la médula,
el elemento fundamental para la comprensión de los discursos teóricos sean estos;
filosóficos o, sean científicos. Pero no confundamos los roles: el lenguaje es
un constructo cultural y la herramienta con la que lo enfrentamos es el
pensamiento, nuestra capacidad racional e intelectual para comprender textos,
discursos, complejidades significativas y esencias ideales. Al reconocer, por
cierto, la vinculación de la argumentación filosófica con lo racional y lo
real, se ratifica la importancia del contexto socio-cultural. El hombre no
existe en el mundo de manera abstracta, puramente imaginaria. El ser del hombre
se realiza en la historia, construyendo artefactos y herramientas conceptuales
para simbolizar, comunicarse y reproducirse.
XIV. El método fenomenológico-crítico
XIV.2 “Alcance y fundamento del método. “(…) El filosofar fenomenológico
consiste en la descripción de lo que se da a la conciencia con exclusión de
toda idea previa, teoría o tesis interpretativa, así como de todo supuesto o
convicción sobre la existencia o no existencia de aquello que se da.
Ateniéndose a tales datos inmediatos no se pierde, como podría temerse, la
riqueza del mundo y de la vida, pues se conserva como fenómeno, como lo que
aparece en tanto que aparece. Por otro lado, al proceder así el sujeto
filosofante se libera de las ataduras que lo sujetan a los hechos, a lo
empírico experimentado, pues puede dirigir la mirada intelectual a todas las
posibilidades objetivas y conceptuadas que, como tales, se ofrecen también a la
conciencia. Esta conservación del contenido descriptible se da la mano con otra
virtud del método, a saber, la posibilidad de concentrar la atención sobre las
estructuras y formas gracias a las cuales se constituyen en la conciencia los
fenómenos estudiados. La descripción revela lo que muchas veces está oculto: el
modo como las objetividades, con sus tipos y variedades propios, se presentan
al sujeto, y pone en manos de éste, en cuanto sujeto filosofante, los elementos
necesarios para comprender y explicar, de acuerdo a su esencia, los casos de
objetos o entidades del mismo género o, cuando menos, lo enrumba por el camino
de tal intelección. (…) Por lo que toca al filosofar crítico-trascendental
consiste en preguntar por las condiciones de posibilidad de una determinada
instancia, sea del conocimiento de la acción, sea de la naturaleza o de la
conciencia. Si el método fenomenológico permite, como hemos dicho, aprehender
las posibilidades ideales de toda entidad y su modo de constituirse en la
conciencia, los fundamentos de tal posibilidad, el sustento gracias al cual
ella puede darse a la conciencia, son investigados por la reflexión crítica.
Como tal, esta reflexión no se preocupa entonces de existencias sino que las
supone.” Salazar Bondy, Augusto, Ibid: 175-176
XV. El estudio dirigido en filosofía
XV.1 “Concepto general y procedimientos especiales. De muchas y
muy variadas maneras se entiende y aplica el llamado Estudio dirigido
como modalidad de la dirección del aprendizaje. Esta diversidad, en lugar de
afectar su eficacia didáctica, deriva felizmente en gran fertilidad de recursos
y efectos, orientados todos a lograr que el alumno aprenda por sí mismo. El
nervio de este método es la idea de que los mejores resultados en la enseñanza
se obtienen cuando el alumno estudia con interés y a través del esfuerzo
desplegado en el estudio se autoinstruye. Se entiende que el maestro no tiene
en esta modalidad didáctica nada parecido a un rol protagónico, aunque su rol
no sea menos importante y activo. Como señala Maguire, “cuanto mayor sea la
habilidad del maestro, tanto menos tendrá que hacer aparentemente y más
hará el alumno por sí mismo. Se podría decir que la efectividad del maestro
se mide por lo que no hace, o por lo que parece que no tiene que hacer. El
poder de enseñar se mide por lo que los alumnos pueden hacer por sí mismos.”
En todos los casos, lo que se persigue es que el alumno se empeñe en la
elaboración de determinada materia intelectual, bajo la dirección del profesor,
que se mantiene a distancia pero asiste al alumno continuamente. (…) constantes
en el estudio dirigido las siguientes operaciones:
a) Elaboración reflexiva personal por el alumno de un tema asignado por
el profesor;
b) Planeamiento cuidadoso del trabajo que ha de realizar el alumno
c) Orientación metódica de este trabajo por el
maestro encargado de la clase. (…)Salazar Bondy, Augusto, Ibid: 187
I. Resumen
La fenomenología describe aquello que se da a la conciencia suspendiendo
(epojé) toda idea previa, teoría o tesis interpretativa, supuesto o convicción
sobre la existencia o no existencia de aquello que es dado. Se hace fenomenología,
desprendiéndose de la sujección a los hechos empíricos experimentado,
contemplando con el intelecto (theorein) las posibilidades objetivas que se
manifiestan a la conciencia. Esto desvela lo oculto: el modo en que la
objetividad, se hace presente al sujeto cognoscente, permitiéndole explicar, de
modo esencial, las entidades que pertenecen a un mismo género. Hacer
fenomenología es interrogarse por las condiciones que hacen posibles las
instancias, sean ontológicas, sean gnoseológicas. El estudio dirigido permite
que el discípulo estudie con interés y así, realice una labor de verdadero
autodidacto –ciertamente apoyado, en su praxis de investigación, por el
docente--.
Comentario
La fenomenología, tal como se entiende en la actualidad, desde la obra
de Edmund Husserl, pretende una radicalización del aspecto científico de la
filosofía, en la medida que se desprende de la tradición histórica que poseen
los conceptos y se adapta a una positividad genuina. Sin embargo –y sobre todo
después de Martin Heidegger—la fenomenología reconoce la importancia de la
tradición conceptual y da paso así a la hermenéutica que precisamente, se basa
en reconocer los horizontes de sentido dentro de los cuales se configuran los
constructos teóricos. Este estudio hermenéutico es una de las mejores maneras
de llevar a cabo la praxis crítico-trascendental (en la medida que se realiza
el análisis, la descripción, la interpretación y la crítica). Ciertamente, todo
estudio, a nivel de relación docente/ alumno, ya sea en la Universidad o
en el Colegio, al menos desde la perspectiva constructivista contemporánea, ha
de ser realizado contando con el docente como un asistente del alumno, quien
así va descubriendo los fenómenos y sus causas, explicando y reflexionando.
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