LEONEL SILVA·JUEVES, 29 DE OCTUBRE DE 2015
Apellidos: SILVA MONTELLANOS/ Nombre: Leonel Patricio
Código: 14037056
Salazar Bondy, Augusto: Didáctica de la filosofía, Editorial Universo,
Lima, 1967.
Tema: Didáctica de la filosofía
I. VIII. El método y la enseñanza filosófica
La idea de método. Entendemos por método una
articulación relativamente constante de procedimientos y medios para obtener un
fin determinado. La idea de método está vinculada, en primer lugar, a la idea
de una complejidad de operación. Aunque en el límite puede hablarse de método
con respecto a todo acto, sea simple o complejo, por lo común la noción de
método implica una cierta composición de medios y conductas. No hay en esto,
por cierto, una diferencia esencial sino sólo de grado, de tal manera que la
connotación puede considerarse integrada por la nota de una mayor o menor
complejidad que, repetimos, en el límite se prolonga en actos que puede
calificarse de simples. En segundo lugar, subrayemos la nota de constancia en
la noción de método. No parece aceptable hablar de método allí donde no se da
una cierta regularidad y, a base de ella, una cierta comunidad o
intersubjetividad en el uso de medios y procedimientos. Puede decirse a este
respecto que las conductas son tanto más metódicas cuanto más regulares y
estables. En tercer término, la idea de método está vinculada a los actos
voluntarios, de tal modo que lograr un resultado por instinto no parece ser,
propiamente, usar un método. (…)” SALAZAR BONDY, Augusto: Didáctica de la
filosofía, Universo, Lima, 1967: 91
II. IX. La exposición filosófico didáctica. Lo que no es la
exposición filosófica:
a) “La descripción empírica. En filosofía no se exponen hechos
porque, en cuanto tales, las cuestiones filosóficas no son cuestiones empíricas
o de hecho. (…)”
b) “La narración. (…), la exposición en la didáctica de la
filosofía no puede ser narrativa, puesto que al narrar la intención está
dirigida a cierto curso temporal de acontecimientos, lo que equivale a
establecer hechos. (…)”
c) “Explicación de hechos. No es lo mismo describir un hecho que
explicarlo; sin embargo, la operación filosófica no es más identificable con la
explicación empírica que con la descripción. Hay ciertamente un importante
elemento explicativo –como lo hay descriptivo—en el filosofar; pero éste tiene
un carácter diferente a la comprobación de una hipótesis o al dar cuenta de por
qué se producen tales y cuales hechos. Consecuentemente, en la clase de
filosofía no queda explicado ningún hecho como tal, ni verificadas hipótesis
relativas a los datos empíricos. (…)”
d) “Demostración formal. Una clase de filosofía no es
identificable con una clase de matemáticas, razón por la cual la exposición
filosófica no puede confundirse con la demostración formal, ni con la didáctica
demostrativa que es propia de la clase de ciencias exactas. (…) El discurso
filosófico en cambio, está justamente enderezado a penetrar en esta efectividad
(de lo existente) y nunca produce pruebas demostrativas en respaldo de sus
asertos.”
e) “Discurso persuasivo. (…) El sentido crítico de la filosofía,
su vocación de intelección y prueba están en las antípodas de la mera expresión
de sentimientos, de la comunicación de deseos y la provocación de actitudes,
así como su búsqueda de fundamentos y principios la pone en plan distinto a la
justificación, incluso meditada y objetiva, de las conductas concretas.”
SALAZAR BONDY, Augusto: Ibid: 100-102
III. X. La interrogación didáctica en
filosofía
3) Naturaleza de la pregunta didáctica. (…) Según lo anterior, la
pregunta didáctica expresa una demanda y, por lo general. No comunica
veladamente una información. Por otra parte, el profesor, al preguntar, desea
conocer algo, a saber, la opinión o la actitud del alumno con respecto a
determinados hechos, ideas o valores. En este sentido, la respuesta del alumno
le proporciona una información, bien que sobre el mundo interior de éste. Pero
al lado de esta penetración en el orbe vivencial del educando, la pregunta
didáctica cumple otra función principal: suscitar la inquietud cognoscitiva y
el esfuerzo intelectual del alumno.” SALAZAR BONDY, Augusto: Ibid: 109
IV. XI. “El método socrático o dialogado. (…) Hay una manera de
filosofar dialogando, que tiene su momento histórico culminante en la reflexión
de Sócrates y Platón. Se trata de aquella peculiar metodología intelectual
mediante la cual estos pensadores elaboraron sus doctrinas filosóficas, las
transmitieron a sus discípulos y oyentes, y las defendieron contra sus
opositores. Tal como se ofrece en estos pensadores y especialmente en Sócrates,
rasgos saltantes y distintivos del método son, en primer lugar, el empleo de la
ironía, o la ficción de ignorancia, frente a una supuesta ciencia del
interlocutor, que lleva al descubrimiento y al reconocimiento de la ausencia de
saber en todos los participantes. Luego, la busca de aquel conocimiento que
falta, mediante la inducción y la formulación de una definición general del
concepto o los conceptos pertinentes. En Sócrates, tales conceptos (…)
pertenecen generalmente al orden de las nociones ético-axiológicas, pues el filósofo
ateniense renunció a abordar explícitamente las cuestiones cosmológicas y
metafísicas que habían preocupado a los filósofos que lo precedieron. Lo cual
no impide que el método socrático histórico se apoye en una tesis francamente
metafísica, a saber, que la verdad puede brotar del alma si al conocer se
aplica el justo procedimiento racional. (…)” SALAZAR BONDY, Augusto: Ibid: 118
V. XII. El método de lectura y comentario de textos.
3. Posibilidad de la lectura filosófica. (…), Platón llegó a decir que
es imposible escribir sobre las materias más propias y dignas del quehacer
filosófico; más que formularlas por escrito o tratar de poseerlas mediante el
trato con los libros se trata de vivirlas, (…) “como resultado de una
prolongada intimidad con el problema mismo y de la convivencia con él, de
repente, cual si brotara de una centella se hace la luz en el alma y ya se
alimenta por sí misma.” (…) Que sea posible entender las obras filosóficas
cabalmente es condición indispensable para la enseñanza a través de los textos
de los filósofos. Asegurada esta condición, quedan sólo por resolver los
problemas prácticos de la utilización de ellos en los diversos grados de
enseñanza.” SALAZAR BONDY, Augusto: Ibid: 131-132
I. Resumen:
En (cap.VIII, el autor define el concepto de método. Seguidamente (IX);
señala aquello que no es la explicación filosófica. Más adelante (X), ofrece
una caracterización de la pregunta didáctica, del método socrático de filosofar
(XI) y culmina estableciendo (XII) que el alumno; sea escolar, sea
universitario debe de estar en la capacidad de comprender el texto filosófico
para que así se pueda realizar la enseñanza de la filosofía. Así estamos ante
Salazar Bondy, reconociendo en él a un intelectual, a un docente preocupado por
la socialización del conocimiento, por la filosofía en tanto disciplina
reflexiva que si es posible enseñar e inculcar desde el aula.
II. Explicación
El autor propone una concepción racionalista de la filosofía, podríamos
decir, incluso, analítica. El método –preocupación cartesiana, moderna—ocupa un
lugar fundamental. Se reconoce a la ciencia como una imagen del mundo,
problemática, ahí, donde la realidad lo es. La aludida intersubjetividad, es el
criterio social que legitima a la ciencia, la filosofía y la docencia. La
filosofía no es descripción, narración, ni retórica, así como tampoco es
demostración matemática o explicación de los hechos concretos. Para nuestro
autor, la pregunta didáctica es un estímulo necesario para la formación del
estudiante en la medida que lo lleva directamente a la investigación,
procurando la reflexión y la crítica. Ya, el viejo Sócrates, simulaba ignorar y
hacia uso de la ironía, para descubrir los vacios de conocimiento de aquellos
tenidos por sabios y así ascendía inductivamente, reconociendo evidencias hasta
llegara principios generales, estableciendo así, bases racionales para la
discusión. Ahora bien, no todo discurso racional o pensado conscientemente es
filosofía. Para que sea filosofía, debe adherirse a los correctos paradigmas
académicos que la enseñanza exige: sólo desde reconocimiento de la vigencia de
la institucionalidad de la ciencia y la crítica, de la enseñanza y la academia,
es que la filosofía puede ser tal y así ser reconocida y ser puesta en
práctica.
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