jueves, 25 de enero de 2024

El concepto de alma/mente en René Descartes: El tratado de las pasiones. Su vigencia en el debate contemporáneo 1ra Parte

 V Coloquio de estudiantes de filosofía UARM

Pueblo Libre, Lima, 23 de junio de 2015. LEONEL SILVA·MIÉRCOLES, 11 DE NOVIEMBRE DE 2015Leída 3 veces Lic. Leonel Patricio Silva Montellanos Alumno de Posgrado Historia de la Filosofía, UNMSM leonel.silva@unmsm.edu.pe

Resumen

La filosofía de la mente es uno de los campos de debate más activos dentro de la actividad filosófica contemporánea, siendo un ámbito teórico cuyos inicios se hallan presente en ella, desde los orígenes de la modernidad. Siendo que Descartes fue uno de los autores que abordó el problema a profundidad y con rigor conceptual, creemos necesario precisar el alcance actual de sus postulados.

Nos interesa, sobre todo: 1) delimitar el aporte teórico cartesiano a la fundamentación de una filosofía de la mente, precisando su importancia histórica 2) tomar conocimiento de los debates actuales que abordan dicho campo de la filosofía y 3) sostener una crítica alturada y una posición conceptual estable frente al estado actual de la cuestión.

Palabras clave: filosofía de la mente, historia de la filosofía, cartesianismo, conductismo filosófico, funcionalismo, cognitivismo, neurociencias.

Abstract

The philosophy of mind is one of the critical levels with more activities within the philosophy works, now in day, it been a theorical zone with its awakening since the beggining of modernity. If Cartesius was one of the authors that think about that problema with deepness and conceptual equality, we believe that´s neccesary to recognize the actuallity of his ideas.

It concerning to us, in basic way; 1) to define the cartesian contribution to the grounds of Mind´s philosophy, precissely within his historical importance. 2) take knowledge of contemporary discussions about this philosophical theme and 3) To ground an critical actitude and conceptual personal definition sustained among the actually question´s state.

Key words: Philosophy of mind, History of philosophy, cartesianism, philosophical conductism, functionalism, cognitivism, neurosciences.

El alma, la mente… ¿Psicología o filosofía de la mente?

¿Cuál es la disciplina teórica que aborda de modo pertinente el problema mente/cuerpo? En la medida que nuestros trabajos de investigación están delimitados de manera histórico-filosófica, creemos que debemos recordar y reconocer que ya en el magno Aristóteles[1], existe preocupación por esta temática:

[1] En que se recorren minuciosamente las múltiples cuestiones con que ha de enfrentarse el presente estudio en torno al Alma. Partiendo del supuesto de que el saber es una de las cosas más valiosas y dignas de estima y que ciertos saberes son superiores a otros bien por su rigor bien por ocuparse de objetos mejores y más admirables, por uno y otro motivo deberíamos con justicia colocar entre las primeras la investigación en torno al alma. (…) el alma es, efecto, como el principio de los animales. Por nuestra parte, intentamos contemplar y conocer su naturaleza y su entidad, así como cuantas propiedades la acompañan: Aristóteles, (2011): 131

El estagirita aborda las preguntas pertinentes acerca de lo que la tradición denominará Alma y que en términos contemporáneos, conocemos como Mente, inaugurando la disciplina psicológica. Así, debemos tener en cuenta, que las discusiones actuales en que se ocupa la filosofía de la mente, tienen un lejano antecedente en el ámbito del mundo clásico, continuando en el Medievo y así, por medio de la escolástica llegan a Renato Cartesius. Nuestro autor, hombre de mundo francés y reflexivo será quien establecerá en el siglo XVII, las bases de esta discusión y será él quien guardará la continuidad conceptual, permitiéndonos el ubicar nuestro aporte en la teoría (ciencia) y en la filosofía.

Pues bien, continuando con nuestra introducción, podemos señalar que: 1) todo este debate ontológico y gnoseológico es metafísica en el sentido estricto de la palabra y 2) recién, en nuestra época con el avance de las neurociencias y el aporte de conductistas filosóficos, funcionalistas y cognitivistas en permanente interacción es que adquiere rigor y validez epistemológica. Suponemos que se nos puede interrogar en qué medida, un tema, ciertamente, epistemológico, puede ser abordado desde una perspectiva histórico-filosófica. Creemos, por nuestra parte, que no se puede desligar la ciencia entendida de modo estricto, de su contextualización histórica; pues aun si existiese una dimensión de esencias ideales puras, asumidas como reales, al modo platónico, nosotros, los seres humanos, nos desenvolvemos en un mundo concreto constituido por naturaleza, historia y psique y sólo en la medida que delimitemos el quéhacer y fundamento de cada ciencia, podremos desarrollarla y enriquecerla. Además, por principio antrópico[2]:

“Hay dos versiones del principio antrópico, la débil y la fuerte. El principio antrópico débil dice que en un universo que es grande o infinito en el espacio y/o tiempo, las condiciones necesarias para el desarrollo de la vida inteligente se darán solamente en ciertas regiones que están limitadas en el tiempo y en el espacio. Los seres inteligentes de estas regiones no deben, por lo tanto, sorprenderse si observan que su localización en el universo satisface las condiciones necesarias para su existencia. (…). Algunos, sin embargo, van mucho más allá y proponen una versión fuerte del principio. De acuerdo con esta nueva teoría, o hay muchos universos diferentes, o muchas regiones diferentes de un único universo, cada uno/a con su propio conjunto de leyes de la ciencia. (…); solamente en los pocos universos que son como el nuestro se desarrollarían seres inteligentes que se harían la siguiente pregunta: ¿por qué es el universo como lo vemos? La respuesta, entonces, es simple: si hubiese sido diferente, ¡nosotros no estaríamos aquí!”, Hawking, S., (1992):166-167

recordemos que el mundo funciona de la manera en que lo hace, precisamente, porque nos encontramos nosotros los sujetos cognoscentes, provistos de consciencia y con este recurso, comprendemos el mundo y elaboramos herramientas intelectuales con las cuales construimos la sociedad y sus instituciones.

1. El Tratado acerca de las pasiones del alma. Vigencia del aporte cartesiano:

1) delimitar el aporte teórico cartesiano a la fundamentación de una filosofía de la mente,

La mayor crítica que se puede dirigir a las contribuciones teóricas de René Descartes es señalar que más allá de su visión mecanicista, subsiste un trasfondo metafísico idealista. Precisamente, el dualismo que propone el autor, reconoce las limitaciones concretas de lo real pero otorga una incierta condición a lo ideal, que en tanto que alma innata, espiritual e inmortal, puede ser difícilmente abordada por una disciplina científica que se precie de serlo. Este dualismo metafísico, tendrá relevantes consecuencias a través de la historia del discurso filosófico moderno. O sea, la precisión metodológica que pretende aportar nuestro pensador, genera, paradójicamente, cierto nivel de incertidumbre en la medida que establece relaciones con aspectos no cuantificables y si más bien cualitativos, de la existencia humana, tales, como la mente, la conciencia, la racionalidad, etc. Creemos que para realizar una posterior fundamentación de nuestros propios principios, creyendo interpretar de manera correcta el legado cartesiano, debemos primero analizar a nivel lógico, semántico, los conceptos empleados por nuestro autor, evitando las oscuridades hermenéuticas y pseudo-humanísticas.

1.1 Mecanicismo de lo natural.[3]

Artículo II Que para conocer las pasiones del alma es preciso distinguir sus funciones de las del cuerpo (…) Considero, después, también, que no hay ningún sujeto que actúe más inmediatamente sobre nuestra alma que el cuerpo al que está unida; y que en consecuencia, debemos pensar que lo que es en ella una pasión es en el cuerpo una acción, de modo que no hay mejor camino para llegar al conocimiento de nuestras pasiones que examinar la diferencia que hay entre el alma y el cuerpo, a fin de conocer a cuál de los dos se deben atribuir las funciones que se dan en nosotros.: p. 84 (…)Artículo III Que regla debe seguirse para lograr esto (…) En lo que no se encontrará gran dificultad, si se tiene en cuenta que todo lo que experimentamos que se da en nosotros, y que vemos que puede darse también en cuerpos por completo inanimados, no debe ser atribuido mas que a nuestro cuerpo; y por el contrario, que todo lo que se da en nosotros sin poder concebir en modo alguno que pueda pertenecer a un cuerpo, debe ser atribuido a nuestra alma.” Descartes, René: 84

El autor sostiene que en una dimensión real y contrastable, existe un dualismo en el que coexisten la res cogitans (cosa pensante) y la res extensa (cosa mensurable). Ambas dimensiones se hallan en permanente interacción, siendo determinante la existencia del cuerpo –extenso, mensurable—pues será en este objeto concreto definido que actuará determinada alma o mente –que lo habita y le da sentido a sus vivencias, en tanto ser sano e instruido--. Una vez reconocida la realidad natural como un mecanismo de perfecto diseño, que en condiciones normales, realiza un buen desempeño, el autor francés hace hincapié en el hecho de que aquello que no puede ser causado por condiciones estrictamente materiales, debe ser reconocido como causado por la dinámica interna del alma misma.

1.2 Innatismo de lo racional[4].

Artículo XXVII Definición de las pasiones del alma (…) Después de haber considerado en qué difieren las pasiones del alma de todos sus restantes pensamientos, me parece que se puede definirlas, en general, como percepciones o sensaciones o emociones del alma que se refieren particularmente a ella y que son causadas, mantenidas y fortificadas por un movimiento de los espíritus. Artículo XXVIII. Explicación de la primera parte de esta definición. Se las puede llamar percepciones en cuanto nos servimos generalmente de esta palabra para explicar todos los pensamientos que no son acciones del alma o voliciones; pero no cuando nos servimos de ella sino para significar conocimientos evidentes, pues la experiencia hace ver que los más agitados por sus pasiones no son los que mejor conocen, y que se cuentan el número de las percepciones a las que la estrecha alianza que hay entre el alma y el cuerpo hace confusas y oscuras. Se las puede llamar también sensaciones porque el alma las recibe del mismo modo que los objetos de los sentidos externos, y no son de otro modo conocidos por ella. Pero se las puede llamar mejor aun emociones del alma, no sólo porque este término puede atribuirse a todos los cambios que ocurren en ella, es decir, a todos los pensamientos que le vienen sino particularmente porque, de todas las clases de pensamientos que puede tener, no hay otros que la agiten y la conmuevan tanto como lo hacen estas pasiones.” Artículo XXIX. Explicación de la segunda parte: Añado que “se refieren particularmente al alma”, para distinguirlas de las demás sensaciones, que se refieren, unas a los objetos exteriores, como los olores, sonidos y colores, y otras a nuestro cuerpo, como el hambre, la sed, el dolor. Añado, además: “que son causadas, mantenidas y fortificadas por un movimiento de los espíritus” a fin de distinguirlas de las voliciones, que se pueden llamar emociones del alma que a ella se refieren, pero que no son causadas por ella misma; y para explicar, por último, su última y más próxima causa, que las distingue doblemente de las demás sensaciones” Descartes, René: 100

Las pasiones del alma son para Descartes aquellos elementos que nosotros podemos evaluar como pertenecientes a la dimensión intelectual, cognitiva, emocional, es decir, a lo que vendría a ser, propiamente, el funcionamiento de la mente. O sea: el funcionamiento correcto de una mente definida en medio de un mundo concreto donde rige la intersubjetividad. Podemos señalar que en la medida que se ha producido un avance en las ciencias, estos campos ya no son de competencia exclusiva de la filosofía, sino que ciencias aplicadas como la neurología, la psiquiatría, la psicología, etc., se viene ocupando de este campo, por lo menos en los dos últimos siglos. Así, el rol de la filosofía es –retomando un principio analítico wittgensteniano— “disolver los pseudo-problemas” y permitir así la clarificación conceptual necesaria para la obtención del conocimiento. Un efecto de ello, es que nuestro mundo actual es en principio un mundo de racionalidad e inteligibilidad, de moralidad y tolerancia, de valores y sentidos. La filosofía de la mente viene a ocuparse de un vasto dominio de conceptos y paradigmas, en una labor que sobrepasa al de las ciencias señaladas y que continúa con una tradición que se remonta a los orígenes mismos del quehacer filosófico. Creemos que una sociedad organizada con sentido altruista y humanista, esta debe continuar siendo la labor de la filosofía; ciertamente, teniendo en cuenta la universalidad de los conceptos y la historicidad de los contextos para que en un justo balance, se pueda vivir una vida realmente humana.

1.3 Análisis e interpretación

Visto con la objetividad necesaria que nos otorga la distancia histórica, sostenemos que en un mundo auténticamente real, más allá de las creaciones de los mass-media y la propaganda, estas vienen a ser preocupaciones realmente relevantes para la sociedad, en general y para los individuos, en particular. Creemos que la labor intelectual a realizar es el fundamento mismo de nuestra definición como seres humanos y que solo desde un punto de vista crítico razonable y comprensible, podemos seguir abordando el quehacer científico, sin despojarnos de la necesaria moralidad. No hacerlo, nos deshumanizaría y el sentido de nuestra civilización estaría perdido.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

1.1.2 El concepto de teología en Spinoza

 Mis ojos se elevaron al cielo, no dijiste que sin ellos estaría ciego. Iconos que alimentan los fuegos Iconos que caen de las agujas... Sio...