Autor: Phi Mg Leonel Silva (UNMSM)
e-mail: leonel.silva@unmsm.edu.pe
Resumen: 1er argumento. Contexto histórico. Marco teórico, Estado de la cuestión. Análisis comparativo de argumentos expuestos (9 líneas)
Primer argumento
“Antes
de entrar con más detalle en las reflexiones de Habermas sobre comunicación,
quisiera decir unas pocas palabras acerca del status metodológico de las “ciencias reconstructivas”. Habermas
utiliza este término para designar toda empresa que tenga por objeto la
reconstrucción explícita, sistemática, de un conocimiento implícito,
“preteórico”. Ejemplos familiares serían “la explicación de un concepto” tal
como la construye Carnap, el análisis lógico de las proposiciones y de los
argumentos, y la lógica y la metodología de la ciencia, así como la concepción
chomskiana de la gramática generativa. Dicho en términos muy generales, la
tarea de las disciplinas de este tipo puede ser caracterizada en términos de la
distinción de Ryle entre Knowing how
y Knowing that. La idea subyacente es
que los sujetos hablantes y agentes saben cómo llevar a cabo, realizar,
ejecutar y producir, una serie de cosas sin hacer referencia explícita, o sin
ser capaces de dar una explicación explícita de, los conceptos, reglas,
criterios y esquemas en que se basan sus realizaciones. Así uno puede producir
enunciados con sentido, argumentos correctos, buenas teorías, oraciones
gramaticales correctas, basándose simplemente en el propio conocimiento y
habilidades implícitas –esto es, sin saber que al hacer tales cosas uno está
empleando ciertas operaciones, está aplicando ciertos criterios, y siguiendo
determinadas reglas. El fin de la reconstrucción racional es, precisamente,
hacer explícito, en términos “categoriales”, la estructura y elementos de ese Know-how (saber cómo) “que se denomina
de forma práctica, preteórica”.
Existe
una serie de observaciones importantes que hacer en relación con este tipo de
empresa.
1. El
ámbito objetual de la ciencia reconstructiva es de un orden distinto que el de
las ciencias físicas; pertenece a la “realidad simbólicamente estructurada” del
mundo social.(…)”
2.
Aunque todas las disciplinas que poseen
una dimensión hermenéutica investigan este orden de realidad, lo distintivo de
las ciencias reconstructivas es que tratan de descubrir su “estructura
profunda”. Es decir, mientras que muchas formas de explicación del significado
se ocupan primariamente de las relaciones semánticas que pueden extraerse de la
“estructura superficial” de una lengua (cultura, forma de vida, etc), la
reconstrucción racional tiene por objeto revelar el sistema de reglas
subyacentes a la producción de configuraciones simbólicas provistas de sentido.
Su meta no es una paráfrasis o una traducción de un significado originalmente
oscuro, sino un conocimiento explícito de las reglas y estructuras cuyo dominio
subyace a la capacidad que tiene un sujeto de generar expresiones con sentido
(10. Habermas se refiere a este dominio como una “conciencia de regla” (Regelbewusstsein) de un hablante
competente. Dado el contraste entre conocimiento implícito y explícito, que
subyace a la idea de reconstrucción racional, tal expresión puede en cierto
modo conducir a equívocos. Típicamente, el dominio de reglas generativas es
intuitivo,y en este sentido preconsciente.)
3.
“Si el conocimiento preteórico que hay
que reconstruir expresa un Know-how
universal, una competencia (o sub-competencia) cognitiva, lingüística, o
interactiva, lo que empieza siendo una explicación del significado acaba
teniendo por objeto la reconstrucción de competencias de la especie. Estas
reconstrucciones pueden compararse, en su alcance y en su status, con teorías generales. Así por ejemplo, el estudio de la
gramática generativa por parte del lingüista, el estudio de las relaciones de
exclusión, de implicación y de consistencia entre las proposiciones por parte
del lógico, y el estudio de los esquemas cognoscitivos por parte del psicólogo
evolutivo no tienen simplemente por objeto la reconstrucción de competencias
especiales de grupos o de individuos particulares, sino de competencias
universales de la especie.” McCarthy, Thomas (2002): La teoría crítica de
Jürgen Habermas, Madrid, Tecnos: 320-321
Contexto histórico, explicación
teórica, influencias, formación, aporte teórico, originalidad (9 lineas)
1.1 Interpretaciones-Objeto
de estudio del autor señalado
“Por
lo pronto, a mi parecer la TAC contiene necesariamente aquellos enunciados formales-universales que explican la
relación interna entre la posible comprensión de actos de habla y el saber (que
hay que presuponer) acerca de las condiciones del ejercicio posible de las
pretensiones de validez de los actos de habla. Este tipo de enunciados queda
representado resumidamente en Habermas por la siguiente
definición:”Comprendemos un acto de habla si sabemos lo que lo hace aceptable”
(TAC I, p: 400). Hasta aquí –como declara Schnädelbach con razón— no se produce
ninguna divergencia respecto a la valoración usual de la relación entre
comprensión y valoración; pues la definición de Habermas no incluye la tesis de
que para comprender tendríamos que saber sí
se cumplen las condiciones de aceptabilidad. (Compárese con la proposición de
Wittgenstein: “Comprender una proposición significa saber lo que sucede cuando
es verdadera. (Se puede también comprenderla sin saber que es verdadera)”, Tractatus, 4.024). (…) Aquí está
perfectamente prevista la posibilidad de la abstención
valorativa, como defienden Max Weber y la constitución empírico-analítica
de las teorías. Incluso la distinción entre las condiciones para el posible
ejercicio y la constatación, si es que
existen, es a mi juicio el auténtico recurso filosófico que hace posible en
las ciencias histórico-hermenéuticas una abstención valorativa abstractiva y
metodológicamente fijada. Por lo demás, no hay que confundir, a mi juicio, esta
fijación metodológica de la abstención
valorativa con la neutralidad valorativa frente al objeto
que es necesaria en las ciencias de la naturaleza, pues en este último caso no
existen en absoluto pretensiones de
validez o razones, por el lado
del objeto, que hay que comprender y enjuiciar.” Apel, Karl Otto (2004): Apel
versus Habermas, Granada, Comares: 62
Problemática vigente, objeto
de estudio, exigencia y sentido de la filosofía de autor. Necesidad y praxis de
la autocrítica.
1)
Primer elemento (problema) explicación,
situación vigente, pregunta general y especifica
2)
2do elemento (problema) corriente filosófica,
postura del autor (afirmación y crítica)
3)
3er elemento que condiciona necesidad de la
crítica
1.2 Contexto
histórico del primer argumento (25 lineas)
“Una
crítica del logocentrismo occidental, distinta, menos dramática, pero que puede
ir verificándose paso por paso, comienza por las propias abstracciones de ese
logos exento de lenguaje, universalista y carente de cuerpo. Concibe el
entendimiento intersubjetivo como telos inscrito en la propia comunicación
lingüística cotidiana y el logocentrismo del pensamiento occidental, extremado
en términos de filosofía de la conciencia, como un recorte y una distorsión
sistemáticos de un potencial operante ya siempre en la práctica comunicativa
cotidiana, pero del que sólo se hace un uso selectivo. Mientras la
autocomprensión occidental siga concibiendo al hombre como un ser que en su
relación con el mundo se caracteriza por el monopolio que representa su
capacidad de salir al encuentro del ente, de conocer y manipular objetos, de
hacer enunciados verdaderos y llevar a efecto intenciones, la razón, ya sea en
el plano ontológico, en el plano de la teoría del conocimiento o en el plano
del análisis del lenguaje, queda restringida a una sola de sus dimensiones. La
relación del hombre con el mundo experimenta una reducción cognitivista: en el
plano ontológico se restringe al mundo del ente en su conjunto (como totalidad
de los objetos representables y de los estados de cosas existentes); en el
plano de la teoría del conocimiento, a la capacidad de conocer estados de cosas
existentes o de llegar a producirlos mediante una actividad racional con
arreglo a fines; y en el plano semántico, al habla constatadora de hechos en la
que se emplean oraciones asertóricas; y no se permite otra pretensión de
validez que la de verdad proposicional de la que uno puede disponer in foro interno. (…) En filosofía del
lenguaje, este logocentrismo –desde Platón a Popper— ha venido a reducirse a la
afirmación de que sólo la función lingüística que la exposición de estados de
cosas representa constituye un monopolio humano. Mientras que el hombre
comparte con los animales la función apelativa y la función expresiva (Bühler),
únicamente la función representativa sería determinante para la razón. Sin
embargo, basta recurrir a las evidencias que pone a nuestra disposición la
reciente etología, y en especial a los experimentos de adquisición
(artificialmente inducida) del lenguaje en los chimpancés, para percatarse de
que lo que es peculiar a nuestra forma de vida sociocultural y constituye la
etapa de una reproducción de la vida que genuinamente podemos llamar social no
es per se el empleo de proposiciones,
sino el uso comunicativo de un lenguaje proposicionalmente articulado.”
Habermas, Jürgen (2008): El discurso filosófico de la modernidad, Buenos Aires,
Katz: 337-338
Crítica racional: necesidad,
situación problemática, dificultades
Solución
aportada por el autor: crítica racional de la propia razón; condición,
significado, aporte
1.3 Especificidad
de argumento
El
modelo sujeto-objeto de la filosofía de la conciencia se ve atacado a
principios de este siglo por dos frentes: por parte de la filosofía analítica
del lenguaje y por parte de la teoría psicológica del comportamiento. Ambas
renuncian a un acceso directo a los fenómenos de conciencia y sustituyen el
saber-se intuitivo, la reflexión o la introspección, por procedimientos que no
apelan a la intuición. Proponen análisis que parten de las expresiones
lingüísticas o del comportamiento observable y que quedan abiertos a una
comprobación intersubjetiva. El análisis del lenguaje hace suyos los
procedimientos usuales en lógica y en lingüística de reconstrucción racional de
la capacidad que tienen los sujetos para hacer uso de ciertas reglas, y la
psicología del comportamiento adopta los métodos de observación y las
estrategias interpretativas de la investigación etológica[1].
Solución propuesta por el
autor, mención de obra, explicación; condiciones, objetivo del autor
Contrastación con datos
históricos, aporte del autor
Condiciones de aporte,
problematicidad, objetivos (26 lineas)
1.4 Crítica
de argumento especifico
Estas dos corrientes de crítica a la filosofía de
la conciencia, pese a tener un común origen en el pragmatismo de Ch. S. Pierce,
se han alejado la una de la otra; sus acuñaciones más radicales se han
desarrollado de forma independiente. Por añadidura el positivismo lógico y el
behaviorismo se deshacen del paradigma de la filosofía de la conciencia a costa
de eliminar de un plumazo los problemas planteados en esa tradición, bien sea
retrocediendo al análisis de lenguajes científicos artificialmente construidos,
bien sea limitándose al esquema del comportamiento, determinado por estímulos,
de un organismo. No obstante, el análisis del lenguaje ha logrado liberarse del
estrechamiento que representaba el dogmatismo de sus orígenes. Tanto por la
línea que parte de Carnap y Reichenbach, pasa por Popper, y desemboca en la
teoría postempirista de la ciencia, de un lado, como por la línea que parte del
primer Wittgenstein, pasa por el segundo Wittgenstein y Austin, y desemboca en
la teoría de los actos de habla, de otro, el análisis del lenguaje ha logrado
reconquistar la complejidad del planteamiento desarrollado por Peirce. Por el
contrario, la teoría psicológica del aprendizaje ha tomado un derrotero que,
pese a intentos ocasionales de liberalización, se sigue manteniendo dentro de
los límites de una metodología objetivista. De ahí que si queremos liberar la
fuerza revolucionaria que tienen las categorías de la teoría del
comportamiento, si queremos liberar la capacidad que este enfoque tiene de
romper el paradigma de la filosofía de la conciencia, tengamos que retornar
a la psicología social de G.H. Mead. (…) También se impone volver a la teoría
de la comunicación de Mead porque ésta representa un punto de intersección de
las dos tradiciones de crítica a la filosofía de la conciencia que se remontan
a Peirce.[2]
a) Base
de análisis-critica, límites
b) Manera
de conducir la evaluación –problema—
c) Conclusión
preliminar (cita APA: apellido, año: No de página)
1…,2…,3….(Cita APA)
Explicación, Áreas filosóficas implicadas
Aportes específicos del autor. Explicación de
c/u
Contextualización preliminar, precisiones
(Cita APA)
1.5 trasfondo
del problema en cuestión
2.
TAC
II:
Aunque Mead no toma nota del giro lingüístico
acaecido en filosofía, sorprende, cuando hoy se miran las cosas
retrospectivamente, las coincidencias que se dan entre el análisis del lenguaje
y la teoría de la ciencia cuando estos se desarrollan en dirección hacia una
pragmática formal, por un lado, y la psicología social de Mead, por otro. Mead
analiza los fenómenos de conciencia desde el punto de vista de cómo se
constituyen éstos en las estructuras de la interacción mediada por el lenguaje
o mediada por símbolos. El lenguaje tiene una significación determinante para
la forma sociocultural de la vida: “En el hombre la diferenciación funcional a
través del lenguaje da lugar a un principio de organización totalmente
diferente que produce no solamente un distinto tipo de individuos, sino también
una sociedad distinta.”[3]
Mead introduce su teoría bajo la denominación de
“Behaviorismo social” con el fin de subrayar la nota de crítica a la filosofía
de la conciencia: las interacciones sociales configuran a partir de oraciones y
acciones una estructura simbólica a que puede referirse el análisis como a algo
objetivo. Más, pese a esa denominación entre el enfoque de Mead y el
Behaviorismo se dan diferencias metodológicas. El modelo de que parte Mead no
es el comportamiento de un organismo individual que reacciona a los estímulos
de su entorno, sino la interacción en que a lo menos dos organismos reaccionan
el uno al otro. “En psicología social no construimos la conducta del grupo
social en términos de la conducta de los distintos individuos que la componen.
Antes bien, partimos de un todo social dado de compleja actividad grupal,
dentro del cual analizamos (como elementos) la conducta de cada uno de los
distintos individuos que la componen.”[4]
Pero Mead no solamente rechaza el individualismo metodológico de la teoría del
comportamiento, sino también su objetivismo. No quiere ver reducido el concepto
de comportamiento a reacciones comportamentales observables, sino que tal
concepto ha de incluir también el comportamiento simbólicamente orientado y dar
cabida a la reconstrucción de estructuras generales de la interacción
lingüísticamente mediada: “La psicología social es behaviorista en el sentido
de que parte de una actividad observable --el proceso dinámico en curso y los
actos sociales que son sus elementos constituyentes—que ha de estudiarse y analizarse
científicamente. Pero no es behaviorista en el sentido de ignorar la
experiencia interna del individuo –la fase interna de ese ´proceso, de esa
actividad—“[5] Frente al aspecto de
comportamiento, el sentido materializado en una acción social es algo externo,
y, sin embargo, en tanto que algo objetivado en expresiones simbólicas, ese
sentido resulta públicamente accesible, no es algo meramente interno como
acontece con los fenómenos de conciencia: “Dentro del acto mismo, existe un
campo que no es externo, sino que pertenece al acto y hay características de
esa conducta orgánica que se revelan en nuestras actitudes, especialmente en
las conectadas con el habla.”[6]
(…) Y al dar cabida así en el behaviorismo a un concepto no reduccionista del
lenguaje, en la obra de Mead quedan unidos los dos enfoques de crítica a la
filosofía de la conciencia que después de Peirce siguieron derroteros
distintos: la teoría del comportamiento y el análisis del lenguaje. (…)”
Habermas,
Jürgen (1992): Teoría de la acción comunicativa, II. Crítica de la razón
funcionalista, Madrid, Taurus: 9-12
Explicación
de aporte de autor, en qué consiste? Qué plantea? Que lo caracteriza y destaca?
8 lineas
Contexto
histórico, condiciones del objeto de estudio, cualidades, limitaciones,
explicación de la problemática 10 lineas
Argumentación,
contribución del autor (demostración)
1…,
2…, 3…,
Presupuestos
metodológicos
Cualidades
de la ciencia, diferencias respecto de la filosofía, fundamentación del
problema observado
Conclusión
preliminar, preguntas, explicación (30 l)
1.6.
Planteamiento del autor
1)
EPIGRAFE INICIAL)“(…) El significado de las
oraciones en que aparecen términos singulares como «yo» y «tú», «aquí» y
«ahora», «éste» y «aquél», varía con la situación de habla. Sólo si se conoce
la situación de habla puede entenderse a qué se refieren estas expresiones. El intérprete,
o bien tiene que conocer ya como participante en la interacción el contexto en
que se apoya el hablante, o bien tiene que pedir al hablante que formule
explícitamente sus supuestos implícitos. Para satisfacer esta exigencia el
hablante tendría que sustituir las expresiones indéxicas, relativas a la
situación, por expresiones independientes de la situación; por ejemplo, por
coordenadas de espacio y tiempo o por otras descripciones definidas. En las comunicaciones
cotidianas son del todo habituales tales esfuerzos por hacer parcialmente
explícito el saber contextual para remover así malentendidos relativos a las
presuposiciones en que nos estamos basando. Pero estas tentativas conducen a un
regreso: toda nueva explicación depende a su vez de otras presuposiciones. El
contexto del habla puede así progresivamente aclararse en el marco de las
comunicaciones cotidianas, pero en principio no puede rebasarse. Garfinkel
subraya con toda razón que las manifestaciones en que aparecen expresiones
indéxicas tampoco han menester que se las «ponga en orden», por cuanto que la
dependencia respecto del contexto no es ningún pecado, sino condición necesaria
del uso normal de nuestro lenguaje. Pero Garfinkel reviste esta observación
trivial de un peculiar dramatismo, y la utiliza para subrayar violentamente en
los procesos de interpretación, junto con el momento exploratorio, el momento
creador de proyección y generación cooperativas de vigencias
comunitarias ocasionales. Esto ilumina la vinculación hermenéutica del intérprete
a su situación de partida.” Habermas, Jürgen (1998): Teoría de la acción
comunicariva, I Racionalidad de la acción y racionalización social, Madrid,
Taurus: 174-175
(Cf.
P.
ATTEWELL, «Ethnomethodology since Garfinkel», Theory and Society, I, 1974,
179 ss.; D. H. ZIMMERMANN, «Ethnomethodology», Am. Sociologist, 13,
1978, 6 ss.) En: Habermas, Jürgen (1998) Ibid: 174
Explicación,
aporte del autor, especificidad, delimitación, paráfrasis (Cita APA) (10
lineas)
Contextualización
histórico-cultural, Argumentación, explicación. 16 lineas
Conclusión
Definición,
ejemplos historia filosofía. 1er autor expuesto conclusión preliminar
2do
autor expuesto, explicación consecuencias
3er
autor explicación consecuencias
Similitudes
diferencias
Definicion
propuesta por nuestra investigación
NOTAS:
1. Apel,
Karl Otto (2004): Apel versus Habermas, Granada, Comares
2. Habermas,
Jürgen (2008): El discurso filosófico de la modernidad, Buenos Aires, Katz:
337-338
3. Habermas,
Jürgen (1992): Teoría de la acción comunicativa, II. Crítica de la razón
funcionalista, Madrid, Taurus: 9-12
4. Habermas,
Jürgen (1998): Teoría de la acción comunicariva, I Racionalidad de la acción y
racionalización social, Madrid, Taurus: 174-175
5.
McCarthy, Thomas (2002): La teoría
crítica de Jürgen Habermas, Madrid, Tecnos
[1]
Esto lo hace notar el propio Mead en su introducción metodológica a sus
lecciones de psicología social, Mind,
Self and Society, 2: “Históricamente el Behaviorismo entró en la psicología
a través de la psicología animal.” Cito según la versión alemana de la obra de
Mead: Mind, Self and Society,
publicada póstumamente en 1934, por Ch. W.Morris. Corregiré, sin embargo, la
traducción en algunos pasajes en que me parece imprescindible hacerlo. Sobre la
dudosa traducción de “Self” por “Identität” Cfr. Las observaciones de
Tugendhat (1979), 247 (Nota del Traductor:
en esta versión castellana, las citadas de Mind, Self and Society están traducidas directamente del inglés;
Cito por la edición de G.H. Mead, Mind,
Self and Society, University of Chicago Press, 1934.
[2]
Para una buena introducción a la obra de Mead: H. Joas “G.H. Mead” en Käesler, 2 (1978) 17 ss. Joas suministra también una
detallada bibliografía, 417 ss. Utilizo además las ediciones: G.H.Mead Selected Writings, ed. A, J.
Reck, Indianapolis, 1964; G.H. Mead, Philosophie
der Socialität, ed. Por H. Kellner, Francfort, 1969 s; G.H. Mead, On Social Psychology, ed. A. Strauss,
Chicago, 1966 (…) La bibliografía más importante sobre H. G Mead: M Natason, The Social Dynamics of G. H. Mead,
Washington, 1956; A. Reck, “The Philosophy of G. H. mead” Tulane Studies in Philosophy, 12 (1963), 5 ss.; H. Blumer,
“Sociological Implications of the Thought of G. H. Mead” AJS, 71 (1966), 535 ss.; G.A. Cook, The Self as Moral Agent, tesis doctoral, Yale, 1966; K. Raiser, Identität und Socialität, Munich, 1971;
sobre la influyente prosecución del interaccionismo simbólico por Blumer, cfr.
C.McPhail, C. Rexroat, “Mead vs. Blumer”, ASR,
1979, 449 ss.; D. Miller, G.H.Mead: Self,
Language and the World, Chicago, 1980. On lo que estoy más en deuda, es con
la excelente tesis doctoral deH.Joas, Praktische
Intersubjektivität, Francfort, 1980.
[3] Mead
(1934), 234
[4]
Mead (1934), 7
[5]
Mead (1934), 7
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