sábado, 26 de noviembre de 2022

Artículo expositivo argumentación Jürgen Habermas (esquema) Posgrado FLCH Unmsm

Autor: Phi Mg Leonel Silva (UNMSM)

e-mail: leonel.silva@unmsm.edu.pe

Resumen: 1er argumento. Contexto histórico. Marco teórico, Estado de la cuestión. Análisis comparativo de argumentos expuestos (9 líneas)

 Primer argumento

“Antes de entrar con más detalle en las reflexiones de Habermas sobre comunicación, quisiera decir unas pocas palabras acerca del status metodológico de las “ciencias reconstructivas”. Habermas utiliza este término para designar toda empresa que tenga por objeto la reconstrucción explícita, sistemática, de un conocimiento implícito, “preteórico”. Ejemplos familiares serían “la explicación de un concepto” tal como la construye Carnap, el análisis lógico de las proposiciones y de los argumentos, y la lógica y la metodología de la ciencia, así como la concepción chomskiana de la gramática generativa. Dicho en términos muy generales, la tarea de las disciplinas de este tipo puede ser caracterizada en términos de la distinción de Ryle entre Knowing how y Knowing that. La idea subyacente es que los sujetos hablantes y agentes saben cómo llevar a cabo, realizar, ejecutar y producir, una serie de cosas sin hacer referencia explícita, o sin ser capaces de dar una explicación explícita de, los conceptos, reglas, criterios y esquemas en que se basan sus realizaciones. Así uno puede producir enunciados con sentido, argumentos correctos, buenas teorías, oraciones gramaticales correctas, basándose simplemente en el propio conocimiento y habilidades implícitas –esto es, sin saber que al hacer tales cosas uno está empleando ciertas operaciones, está aplicando ciertos criterios, y siguiendo determinadas reglas. El fin de la reconstrucción racional es, precisamente, hacer explícito, en términos “categoriales”, la estructura y elementos de ese Know-how (saber cómo) “que se denomina de forma práctica, preteórica”.

Existe una serie de observaciones importantes que hacer en relación con este tipo de empresa.

1.     El ámbito objetual de la ciencia reconstructiva es de un orden distinto que el de las ciencias físicas; pertenece a la “realidad simbólicamente estructurada” del mundo social.(…)”

2.     Aunque todas las disciplinas que poseen una dimensión hermenéutica investigan este orden de realidad, lo distintivo de las ciencias reconstructivas es que tratan de descubrir su “estructura profunda”. Es decir, mientras que muchas formas de explicación del significado se ocupan primariamente de las relaciones semánticas que pueden extraerse de la “estructura superficial” de una lengua (cultura, forma de vida, etc), la reconstrucción racional tiene por objeto revelar el sistema de reglas subyacentes a la producción de configuraciones simbólicas provistas de sentido. Su meta no es una paráfrasis o una traducción de un significado originalmente oscuro, sino un conocimiento explícito de las reglas y estructuras cuyo dominio subyace a la capacidad que tiene un sujeto de generar expresiones con sentido (10. Habermas se refiere a este dominio como una “conciencia de regla” (Regelbewusstsein) de un hablante competente. Dado el contraste entre conocimiento implícito y explícito, que subyace a la idea de reconstrucción racional, tal expresión puede en cierto modo conducir a equívocos. Típicamente, el dominio de reglas generativas es intuitivo,y en este sentido preconsciente.)

3.     “Si el conocimiento preteórico que hay que reconstruir expresa un Know-how universal, una competencia (o sub-competencia) cognitiva, lingüística, o interactiva, lo que empieza siendo una explicación del significado acaba teniendo por objeto la reconstrucción de competencias de la especie. Estas reconstrucciones pueden compararse, en su alcance y en su status, con teorías generales. Así por ejemplo, el estudio de la gramática generativa por parte del lingüista, el estudio de las relaciones de exclusión, de implicación y de consistencia entre las proposiciones por parte del lógico, y el estudio de los esquemas cognoscitivos por parte del psicólogo evolutivo no tienen simplemente por objeto la reconstrucción de competencias especiales de grupos o de individuos particulares, sino de competencias universales de la especie.” McCarthy, Thomas (2002): La teoría crítica de Jürgen Habermas, Madrid, Tecnos: 320-321

Contexto histórico, explicación teórica, influencias, formación, aporte teórico, originalidad (9 lineas)

1.1  Interpretaciones-Objeto de estudio del autor señalado

“Por lo pronto, a mi parecer la TAC contiene necesariamente aquellos enunciados formales-universales que explican la relación interna entre la posible comprensión de actos de habla y el saber (que hay que presuponer) acerca de las condiciones del ejercicio posible de las pretensiones de validez de los actos de habla. Este tipo de enunciados queda representado resumidamente en Habermas por la siguiente definición:”Comprendemos un acto de habla si sabemos lo que lo hace aceptable” (TAC I, p: 400). Hasta aquí –como declara Schnädelbach con razón— no se produce ninguna divergencia respecto a la valoración usual de la relación entre comprensión y valoración; pues la definición de Habermas no incluye la tesis de que para comprender tendríamos que saber se cumplen las condiciones de aceptabilidad. (Compárese con la proposición de Wittgenstein: “Comprender una proposición significa saber lo que sucede cuando es verdadera. (Se puede también comprenderla sin saber que es verdadera)”, Tractatus, 4.024). (…) Aquí está perfectamente prevista la posibilidad de la abstención valorativa, como defienden Max Weber y la constitución empírico-analítica de las teorías. Incluso la distinción entre las condiciones para el posible ejercicio y la constatación, si es que existen, es a mi juicio el auténtico recurso filosófico que hace posible en las ciencias histórico-hermenéuticas una abstención valorativa abstractiva y metodológicamente fijada. Por lo demás, no hay que confundir, a mi juicio, esta fijación metodológica de la abstención valorativa con la neutralidad valorativa frente al objeto que es necesaria en las ciencias de la naturaleza, pues en este último caso no existen en absoluto pretensiones de validez o razones, por el lado del objeto, que hay que comprender y enjuiciar.” Apel, Karl Otto (2004): Apel versus Habermas, Granada, Comares: 62

 

 

Problemática vigente, objeto de estudio, exigencia y sentido de la filosofía de autor. Necesidad y praxis de la autocrítica.

1)     Primer elemento (problema) explicación, situación vigente, pregunta general y especifica

2)     2do elemento (problema) corriente filosófica, postura del autor (afirmación y crítica)

3)     3er elemento que condiciona necesidad de la crítica

1.2  Contexto histórico del primer argumento (25 lineas)

“Una crítica del logocentrismo occidental, distinta, menos dramática, pero que puede ir verificándose paso por paso, comienza por las propias abstracciones de ese logos exento de lenguaje, universalista y carente de cuerpo. Concibe el entendimiento intersubjetivo como telos inscrito en la propia comunicación lingüística cotidiana y el logocentrismo del pensamiento occidental, extremado en términos de filosofía de la conciencia, como un recorte y una distorsión sistemáticos de un potencial operante ya siempre en la práctica comunicativa cotidiana, pero del que sólo se hace un uso selectivo. Mientras la autocomprensión occidental siga concibiendo al hombre como un ser que en su relación con el mundo se caracteriza por el monopolio que representa su capacidad de salir al encuentro del ente, de conocer y manipular objetos, de hacer enunciados verdaderos y llevar a efecto intenciones, la razón, ya sea en el plano ontológico, en el plano de la teoría del conocimiento o en el plano del análisis del lenguaje, queda restringida a una sola de sus dimensiones. La relación del hombre con el mundo experimenta una reducción cognitivista: en el plano ontológico se restringe al mundo del ente en su conjunto (como totalidad de los objetos representables y de los estados de cosas existentes); en el plano de la teoría del conocimiento, a la capacidad de conocer estados de cosas existentes o de llegar a producirlos mediante una actividad racional con arreglo a fines; y en el plano semántico, al habla constatadora de hechos en la que se emplean oraciones asertóricas; y no se permite otra pretensión de validez que la de verdad proposicional de la que uno puede disponer in foro interno. (…) En filosofía del lenguaje, este logocentrismo –desde Platón a Popper— ha venido a reducirse a la afirmación de que sólo la función lingüística que la exposición de estados de cosas representa constituye un monopolio humano. Mientras que el hombre comparte con los animales la función apelativa y la función expresiva (Bühler), únicamente la función representativa sería determinante para la razón. Sin embargo, basta recurrir a las evidencias que pone a nuestra disposición la reciente etología, y en especial a los experimentos de adquisición (artificialmente inducida) del lenguaje en los chimpancés, para percatarse de que lo que es peculiar a nuestra forma de vida sociocultural y constituye la etapa de una reproducción de la vida que genuinamente podemos llamar social no es per se el empleo de proposiciones, sino el uso comunicativo de un lenguaje proposicionalmente articulado.” Habermas, Jürgen (2008): El discurso filosófico de la modernidad, Buenos Aires, Katz: 337-338

 

 

Crítica racional: necesidad, situación problemática, dificultades

Solución aportada por el autor: crítica racional de la propia razón; condición, significado, aporte

1.3  Especificidad de argumento

El modelo sujeto-objeto de la filosofía de la conciencia se ve atacado a principios de este siglo por dos frentes: por parte de la filosofía analítica del lenguaje y por parte de la teoría psicológica del comportamiento. Ambas renuncian a un acceso directo a los fenómenos de conciencia y sustituyen el saber-se intuitivo, la reflexión o la introspección, por procedimientos que no apelan a la intuición. Proponen análisis que parten de las expresiones lingüísticas o del comportamiento observable y que quedan abiertos a una comprobación intersubjetiva. El análisis del lenguaje hace suyos los procedimientos usuales en lógica y en lingüística de reconstrucción racional de la capacidad que tienen los sujetos para hacer uso de ciertas reglas, y la psicología del comportamiento adopta los métodos de observación y las estrategias interpretativas de la investigación etológica[1].

Solución propuesta por el autor, mención de obra, explicación; condiciones, objetivo del autor

Contrastación con datos históricos, aporte del autor

Condiciones de aporte, problematicidad, objetivos (26 lineas)

1.4  Crítica de argumento especifico

Estas dos corrientes de crítica a la filosofía de la conciencia, pese a tener un común origen en el pragmatismo de Ch. S. Pierce, se han alejado la una de la otra; sus acuñaciones más radicales se han desarrollado de forma independiente. Por añadidura el positivismo lógico y el behaviorismo se deshacen del paradigma de la filosofía de la conciencia a costa de eliminar de un plumazo los problemas planteados en esa tradición, bien sea retrocediendo al análisis de lenguajes científicos artificialmente construidos, bien sea limitándose al esquema del comportamiento, determinado por estímulos, de un organismo. No obstante, el análisis del lenguaje ha logrado liberarse del estrechamiento que representaba el dogmatismo de sus orígenes. Tanto por la línea que parte de Carnap y Reichenbach, pasa por Popper, y desemboca en la teoría postempirista de la ciencia, de un lado, como por la línea que parte del primer Wittgenstein, pasa por el segundo Wittgenstein y Austin, y desemboca en la teoría de los actos de habla, de otro, el análisis del lenguaje ha logrado reconquistar la complejidad del planteamiento desarrollado por Peirce. Por el contrario, la teoría psicológica del aprendizaje ha tomado un derrotero que, pese a intentos ocasionales de liberalización, se sigue manteniendo dentro de los límites de una metodología objetivista. De ahí que si queremos liberar la fuerza revolucionaria que tienen las categorías de la teoría del comportamiento, si queremos liberar la capacidad que este enfoque tiene de romper el paradigma de la filosofía de la conciencia, tengamos que retornar a la psicología social de G.H. Mead. (…) También se impone volver a la teoría de la comunicación de Mead porque ésta representa un punto de intersección de las dos tradiciones de crítica a la filosofía de la conciencia que se remontan a Peirce.[2]

a)     Base de análisis-critica, límites

b)    Manera de conducir la evaluación –problema—

c)     Conclusión preliminar (cita APA: apellido, año: No de página)

1…,2…,3….(Cita APA)

 

Explicación, Áreas filosóficas implicadas

 

Aportes específicos del autor. Explicación de c/u

Contextualización preliminar, precisiones (Cita APA)

 

1.5  trasfondo del problema en cuestión

2.        TAC II:

Aunque Mead no toma nota del giro lingüístico acaecido en filosofía, sorprende, cuando hoy se miran las cosas retrospectivamente, las coincidencias que se dan entre el análisis del lenguaje y la teoría de la ciencia cuando estos se desarrollan en dirección hacia una pragmática formal, por un lado, y la psicología social de Mead, por otro. Mead analiza los fenómenos de conciencia desde el punto de vista de cómo se constituyen éstos en las estructuras de la interacción mediada por el lenguaje o mediada por símbolos. El lenguaje tiene una significación determinante para la forma sociocultural de la vida: “En el hombre la diferenciación funcional a través del lenguaje da lugar a un principio de organización totalmente diferente que produce no solamente un distinto tipo de individuos, sino también una sociedad distinta.”[3]

Mead introduce su teoría bajo la denominación de “Behaviorismo social” con el fin de subrayar la nota de crítica a la filosofía de la conciencia: las interacciones sociales configuran a partir de oraciones y acciones una estructura simbólica a que puede referirse el análisis como a algo objetivo. Más, pese a esa denominación entre el enfoque de Mead y el Behaviorismo se dan diferencias metodológicas. El modelo de que parte Mead no es el comportamiento de un organismo individual que reacciona a los estímulos de su entorno, sino la interacción en que a lo menos dos organismos reaccionan el uno al otro. “En psicología social no construimos la conducta del grupo social en términos de la conducta de los distintos individuos que la componen. Antes bien, partimos de un todo social dado de compleja actividad grupal, dentro del cual analizamos (como elementos) la conducta de cada uno de los distintos individuos que la componen.”[4] Pero Mead no solamente rechaza el individualismo metodológico de la teoría del comportamiento, sino también su objetivismo. No quiere ver reducido el concepto de comportamiento a reacciones comportamentales observables, sino que tal concepto ha de incluir también el comportamiento simbólicamente orientado y dar cabida a la reconstrucción de estructuras generales de la interacción lingüísticamente mediada: “La psicología social es behaviorista en el sentido de que parte de una actividad observable --el proceso dinámico en curso y los actos sociales que son sus elementos constituyentes—que ha de estudiarse y analizarse científicamente. Pero no es behaviorista en el sentido de ignorar la experiencia interna del individuo –la fase interna de ese ´proceso, de esa actividad—“[5] Frente al aspecto de comportamiento, el sentido materializado en una acción social es algo externo, y, sin embargo, en tanto que algo objetivado en expresiones simbólicas, ese sentido resulta públicamente accesible, no es algo meramente interno como acontece con los fenómenos de conciencia: “Dentro del acto mismo, existe un campo que no es externo, sino que pertenece al acto y hay características de esa conducta orgánica que se revelan en nuestras actitudes, especialmente en las conectadas con el habla.”[6] (…) Y al dar cabida así en el behaviorismo a un concepto no reduccionista del lenguaje, en la obra de Mead quedan unidos los dos enfoques de crítica a la filosofía de la conciencia que después de Peirce siguieron derroteros distintos: la teoría del comportamiento y el análisis del lenguaje. (…)”

Habermas, Jürgen (1992): Teoría de la acción comunicativa, II. Crítica de la razón funcionalista, Madrid, Taurus: 9-12

 

Explicación de aporte de autor, en qué consiste? Qué plantea? Que lo caracteriza y destaca? 8 lineas

Contexto histórico, condiciones del objeto de estudio, cualidades, limitaciones, explicación de la problemática 10 lineas

Argumentación, contribución del autor (demostración)

1…, 2…, 3…,

Presupuestos metodológicos

Cualidades de la ciencia, diferencias respecto de la filosofía, fundamentación del problema observado

Conclusión preliminar, preguntas, explicación (30 l)

1.6. Planteamiento del autor

1)     EPIGRAFE INICIAL)“(…) El significado de las oraciones en que aparecen términos singulares como «yo» y «tú», «aquí» y «ahora», «éste» y «aquél», varía con la situación de habla. Sólo si se conoce la situación de habla puede entenderse a qué se refieren estas expresiones. El intérprete, o bien tiene que conocer ya como participante en la interacción el contexto en que se apoya el hablante, o bien tiene que pedir al hablante que formule explícitamente sus supuestos implícitos. Para satisfacer esta exigencia el hablante tendría que sustituir las expresiones indéxicas, relativas a la situación, por expresiones independientes de la situación; por ejemplo, por coordenadas de espacio y tiempo o por otras descripciones definidas. En las comunicaciones cotidianas son del todo habituales tales esfuerzos por hacer parcialmente explícito el saber contextual para remover así malentendidos relativos a las presuposiciones en que nos estamos basando. Pero estas tentativas conducen a un regreso: toda nueva explicación depende a su vez de otras presuposiciones. El contexto del habla puede así progresivamente aclararse en el marco de las comunicaciones cotidianas, pero en principio no puede rebasarse. Garfinkel subraya con toda razón que las manifestaciones en que aparecen expresiones indéxicas tampoco han menester que se las «ponga en orden», por cuanto que la dependencia respecto del contexto no es ningún pecado, sino condición necesaria del uso normal de nuestro lenguaje. Pero Garfinkel reviste esta observación trivial de un peculiar dramatismo, y la utiliza para subrayar violentamente en los procesos de interpretación, junto con el momento exploratorio, el momento creador de proyección y generación cooperativas de vigencias comunitarias ocasionales. Esto ilumina la vinculación hermenéutica del intérprete a su situación de partida.” Habermas, Jürgen (1998): Teoría de la acción comunicariva, I Racionalidad de la acción y racionalización social, Madrid, Taurus: 174-175

 

(Cf. P. ATTEWELL, «Ethnomethodology since Garfinkel», Theory and Society, I, 1974, 179 ss.; D. H. ZIMMERMANN, «Ethnomethodology», Am. Sociologist, 13, 1978, 6 ss.) En: Habermas, Jürgen (1998) Ibid: 174

 

Explicación, aporte del autor, especificidad, delimitación, paráfrasis (Cita APA) (10 lineas)

Contextualización histórico-cultural, Argumentación, explicación. 16 lineas

Conclusión Definición, ejemplos historia filosofía. 1er autor expuesto conclusión preliminar

2do autor expuesto, explicación consecuencias

3er autor explicación consecuencias

Similitudes diferencias

Definicion propuesta por nuestra investigación

NOTAS:

1.     Apel, Karl Otto (2004): Apel versus Habermas, Granada, Comares

2.     Habermas, Jürgen (2008): El discurso filosófico de la modernidad, Buenos Aires, Katz: 337-338

3.     Habermas, Jürgen (1992): Teoría de la acción comunicativa, II. Crítica de la razón funcionalista, Madrid, Taurus: 9-12

4.     Habermas, Jürgen (1998): Teoría de la acción comunicariva, I Racionalidad de la acción y racionalización social, Madrid, Taurus: 174-175

5.     McCarthy, Thomas (2002): La teoría crítica de Jürgen Habermas, Madrid, Tecnos

 

 

 



[1] Esto lo hace notar el propio Mead en su introducción metodológica a sus lecciones de psicología social, Mind, Self and Society, 2: “Históricamente el Behaviorismo entró en la psicología a través de la psicología animal.” Cito según la versión alemana de la obra de Mead: Mind, Self and Society, publicada póstumamente en 1934, por Ch. W.Morris. Corregiré, sin embargo, la traducción en algunos pasajes en que me parece imprescindible hacerlo. Sobre la dudosa traducción de “Self” por “Identität” Cfr. Las observaciones de Tugendhat (1979), 247 (Nota del Traductor: en esta versión castellana, las citadas de Mind, Self and Society están traducidas directamente del inglés; Cito por la edición de G.H. Mead, Mind, Self and Society, University of Chicago Press, 1934.

[2] Para una buena introducción a la obra de Mead: H. Joas “G.H. Mead” en Käesler, 2 (1978) 17 ss. Joas suministra también una detallada bibliografía, 417 ss. Utilizo además las ediciones: G.H.Mead Selected Writings, ed. A, J. Reck, Indianapolis, 1964; G.H. Mead, Philosophie der Socialität, ed. Por H. Kellner, Francfort, 1969 s; G.H. Mead, On Social Psychology, ed. A. Strauss, Chicago, 1966 (…) La bibliografía más importante sobre H. G Mead: M Natason, The Social Dynamics of G. H. Mead, Washington, 1956; A. Reck, “The Philosophy of G. H. mead” Tulane Studies in Philosophy, 12 (1963), 5 ss.; H. Blumer, “Sociological Implications of the Thought of G. H. Mead” AJS, 71 (1966), 535 ss.; G.A. Cook, The Self as Moral Agent, tesis doctoral, Yale, 1966; K. Raiser, Identität und Socialität, Munich, 1971; sobre la influyente prosecución del interaccionismo simbólico por Blumer, cfr. C.McPhail, C. Rexroat, “Mead vs. Blumer”, ASR, 1979, 449 ss.; D. Miller, G.H.Mead: Self, Language and the World, Chicago, 1980. On lo que estoy más en deuda, es con la excelente tesis doctoral deH.Joas, Praktische Intersubjektivität, Francfort, 1980.

[3] Mead (1934), 234

[4] Mead (1934), 7

[5] Mead (1934), 7

[6]

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